“En el verano de 1980, Zana Muhsen, adolescente de quince años de edad, se preparaba para las que iban a ser las vacaciones mas excitantes de su vida.Esta es la reseña del libro Vendidas, que cuenta como fueron esos horrorosos años para Nadia y Zana en ese país.
Viajaba con unos amigos de su padre que la habían invitado a su casa. Era la primera vez que cogía un avión e iba a conocer Yemen, el país de su padre. Ella solo conocía Birmingham, su ciudad. A pesar de sentirse inglesa de pies a cabeza, ansiaba conocer ese maravilloso país que su padre tantas veces le había descrito: la belleza de sus paisajes, las travesías por el desierto a lomos de un camello, las casas encaramadas en los acantilados, la arena dorada, las palmeras, el sol, el mar intensamente azul… ¡incluso iba a poder cabalgar, a pelo, a lomos de un caballo! Su hermana menor, Nadia, también viajaba a Yemen, pero lo haría unos días después.
.
El trayecto fue agotador: varias horas de avión con una escala interminable en Damasco, después, otra larga espera y otro avión más y, finalmente, un Land Rover alquilado hasta Hockail, un remoto lugar en las montañas. Pero no había palmeras, ni playas, sino sólo desierto y arena. Unas montañas pobladas de hienas y serpientes. Un pueblo triste, de casas de adobe, pequeñas, pobres, sin electricidad, sin agua corriente… Nada era como debería ser, como su padre tantas veces le había dicho. Iba a ser aun peor.
Un día, a poco de llegar, Abdul Khada, el amigo de su padre, le dijo que la había comprado para casarla con su hijo Abdullah, un niño enfermizo de catorce años. Al principio no pudo creerlo, pero era cierto. Su padre las había vendido a ella y a su hermana por poco más de 2000 libras…
Fueron ocho largos años de dolor, de soledad, de incomprensión, de malos tratos, de humillaciones y de continuas violaciones por el que todos decían que era su marido. Durante todo este tiempo, aislada tan repentinamente del resto del mundo y apartada de todo lo que había sido su vida hasta entonces, Zana no olvidó quién era, de donde venía y a dónde pertenecía. Y no dejó de luchar hasta que, tras hacerse público su caso en Europa, consiguió volver a su Inglaterra, viéndose obligada a dejar en Yemen a su pequeño Marcus…
Pero la batalla aún no ha terminado. Su hermana Nadia continua todavía en Yemen, con los cinco hijos a los que no esta dispuesta a renunciar y sin perder la esperanza de que algún día, si no es ya demasiado tarde, podrá regresar a Inglaterra y aprender a vivir y a sentir el verdadero significado de la palabra libertad.”
Miriam, la madre de las chicas, se dio cuenta demasiado tarde del engaño de su marido y empezó una ardua búsqueda de información para saber que había pasado con sus hijas. Se dio cuenta de que sus hijas al estar casadas con ciudadanos Yemeníes, no podrían abandonar el país sin el permiso de sus maridos.
En 1987 Eileen McDonald una reportera del Observer, viajo hasta Yemen junto a su fotógrafo y a Miriam. Después de no pocas dificultades, lograron llegar al remoto lugar donde tenían a las niñas.
.
Las chicas le rogaron a McDonald y a su fotógrafo que las sacaran de allí. La publicación causo mucha conmoción en Inglaterra y el gobierno Yemení dio permiso en 1988 para que las chicas abandonaran el país, pero les prohibió llevarse a sus hijos. (Zana tenia uno, Marcus, y Nadia dos, Hassan y Tina). Zana escogió volver a Inglaterra pero Nadia se quedo por los niños.
Desde que me enteré de la historia, he tratado de mantenerme informada sobre lo que ha ido sucediendo después... de los esfuerzos inútiles de sacar a Nadia de ese sitio... de los brevísimos encuentros de Nadia con su familia (siempre con el marido presente), en los que era palpable la coacción y en los que Zana se encontraba con una Nadia que cada vez hablaba mas árabe y menos Ingles... una Nadia deteriorada, desdentada, y sin esperanza.
Uno de los motivos por los que me apasiona Internet es el de poder mantenerme al tanto sobre el desarrollo y desenlace que tantas historias que me han conmovido.
Hoy vi con tristeza que ya no esta la pagina Web que mantenía miles de luces encendidas para no olvidar a Nadia Muhsen y pedir que la dejaran volver a Inglaterra. Preocupada seguí buscando hasta que encontré por fin información que parece bastante fiable sobre Nadia y lo que puede ser el motivo de que ya no estén las velitas en la red.
Parece que después de tantos años como han pasado, por fin la pobre ha podido volver a Inglaterra (con su marido y sus hijos) aunque solo de visita. Espero que le hayan permitido ver a su hermana y a su madre.
También Marcus ha viajado a Inglaterra para buscar a su madre en cuanto cumplió 18 años. Tal y como deseó siempre Zana que fuera.
Estos hechos marcan un cierto desenlace. Aunque Nadia haya viajado a Inglaterra, no es el final que esperaba ni mucho menos. A Nadia le robaron la vida, la sometieron a unas costumbres que no eran las suyas, le quitaron la oportunidad de enamorarse y escoger un camino en su vida, y en cambio la sometieron a un marido que la maltrata y la puso a parir hijos, un año si y el otro también, incluso después de haberse deteriorado su salud.
Ninguna de las personas causantes de tanto daño ha pagado por ello. Lo siento muchísimo por Nadia, su madre y hermanos.